Un implante dental que es diseñado para reemplazar un solo diente se compone de tres partes:

-El implante propiamente dicho.

-El pilar, que se coloca sobre la parte que sobresale del implante

-La corona, tal como vemos en la imagen de abajo.

El implante dentario en ocasiones es confeccionado como un apoyo estable para evitar el deslizamiento de las prótesis y para evitar la pérdida de hueso. Con una tasa de éxito global de alrededor del 95% y casi 50 años de investigación clínica que los respalda, los implantes dentales son a menudo la mejor opción de tratamiento que existe en la actualidad para reemplazar los dientes perdidos.

Muchas personas que han perdido un solo diente optan por un puente fijo, pero estos tienen el inconveniente de que hay que desgastar los dientes vecinos para poder confeccionar una prótesis fija. Además hay un coste adicional al tener que reemplazar el puente una, dos o más veces a lo largo de toda la vida. Del mismo modo, una prótesis parcial removible (PPR) puede contribuir a la pérdida de los dientes adyacentes. Los estudios muestran que dentro de cinco a siete años hay una tasa de fracaso de hasta un 30% en los dientes tallados para una prótesis fija, comparada con la baja tasa de fracaso de los implantes dentales.